-
En la vereda Paramito, en las montañas de Barichara, los niños y niñas del Caney Colibrí encuentran en el arte, el juego y la naturaleza un refugio para soñar. Sin embargo, algo tan básico como ir al baño era un reto diario: un espacio reducido, precario y poco seguro limitaba la dignidad y la comodidad de quienes participaban en talleres y funciones.
El Caney es un lugar vivo, un centro cultural que conecta a la comunidad con el bosque seco tropical, pero esa contradicción —un espacio de belleza y aprendizaje con instalaciones sanitarias insuficientes— se convirtió en un obstáculo silencioso para el bienestar de todos. -
-
La Fundació Misticarium, en alianza con la Fundación Cultural Ojo de Agua, impulsa la construcción de una batería de baños secos pensada para la infancia y los adultos.
El proyecto incluye tres cabinas de baño seco, orinales, lavamanos y un sistema ecológico de manejo de residuos que protege el suelo y el agua. Se ha diseñado no sólo para mejorar la higiene, sino también para educar en sostenibilidad: cada detalle —desde las maderas tratadas hasta las plantas que purifican el agua— cuenta una historia de respeto por la vida.
CONSTRUIR DIGNIDAD ES TAN IMPORTANTE COMO ENSEÑAR UN OFICIO O UNA CANCIÓN
Con tu apoyo, más niños, niñas y familias, podrán crecer en espacios seguros, creativos y sostenibles.
-
-
Vamos a conseguir que los niños y niñas de Caney Colibrí, cuenten con instalaciones seguras y limpias. Los padres confían más en enviar a sus hijos, y los talleres reciben a más familias de la región.
La transformación va más allá de los muros: los baños secos se han convertido en un ejemplo local de tecnología apropiada, inspirando a otras veredas a adoptar soluciones que cuidan el agua y regeneran el territorio.
Este proyecto nace de una convicción clara: la dignidad es el primer paso para el aprendizaje y el arte. Probar que en un contexto rural se puede construir un espacio cultural de primer nivel, bello, ecológico y seguro, rompe el ciclo de abandono y muestra a la infancia que su bienestar importa.
El maravilloso proyecto de Caney Colibrí ya no es solo un lugar para ver teatro o aprender música: es también un laboratorio de cómo las comunidades rurales pueden vivir en armonía con la tierra, cuidando cada recurso como un tesoro.